Montaje de fotos del príncipe Guillermo con rostro serio al frente del Palacio de Buckingham con un ícono de advertencia en la imagen.

Kensington Palace comete un error y reconoce la mala noticia del príncipe Guillermo

El fallo de Kensington Palace pone en evidencia una mala noticia sobre el príncipe Guillermo que pocos esperaban

Recientemente, el Palacio de Kensington ha protagonizado una polémica inesperada tras publicar una fotografía del príncipe Guillermo que ha desatado críticas públicas. La controversia gira en torno a la imagen en la que aparece junto a los cachorros de a su perrita Orla. Este hecho ha puesto al descubierto un desliz comunicativo que ha resultado perjudicial para la imagen del príncipe.

La fotografía del príncipe de Gales, aunque tenía la intención de compartir un momento familiar, ha causado un efecto muy distinto. Ha sido interpretada como una promoción de la crianza de perros, lo que ha provocado el malestar de varias organizaciones defensoras de los animales. La polémica se ha intensificado porque muchas personas creen que hoy en día debería impulsarse la adopción en lugar de la cría de mascotas.

El príncipe Guillermo sentado en el césped acariciando a un cachorro marrón mientras otros perros juegan a su alrededor en un parque.
El príncipe Guillermo junto a su perrita Orla y sus cachorros | Instagram, @princeandprincessofwales

Entre los críticos se encuentra la organización animalista PETA, que ha denunciado que reproducir camadas de perros en casas envía un mensaje equivocado frente a la crisis de animales abandonados. Para ellos, este comportamiento es insensible al problema que enfrentan numerosos refugios llenos de mascotas en busca de un hogar. Esta denuncia ha generado gran repercusión mediática y ha colocado a la familia real en el centro del debate.

El príncipe Guillermo y Kensington Palace, envueltos en críticas por sus cachorros: ¿Qué harán al respecto?

Además, Daily Mail ha ido más allá y asegura que, aunque el Guillermo y Kate planean quedarse con uno de los cachorros para cuidarlo, el destino del resto es más cuestionable. Se habla de que podrían venderlos, regalarlos o entregarlos a conocidos, perpetuando así la comercialización de perros de raza, mientras muchos animales esperan en refugios. Esta situación ha aumentado las críticas hacia la familia real.

Un perro negro de pelo largo y mojado está de pie en un camino de tierra con un fondo de árboles verdes.
Orla, la perrita del príncipe Guillermo y Kate Middleton | @princeandprincessofwales

La respuesta de PETA no ha estado exenta de controversia. El diputado conservador Andrew Rosindell ha cuestionado su estatus como organización benéfica, acusándola de tener una agenda política demasiado marcada y de no destinar adecuadamente las donaciones para ayudar a los animales. Rosindell ha pedido que se le retiren los beneficios fiscales, lo que añade una nueva arista a esta polémica. 

El gesto de Guillermo deja a Kensington Palace en una posición incómoda

Por último, la organización continúa presionando a la familia real para que tome ejemplo de los reyes Carlos y Camilla, quienes optaron por adoptar a su mascota en un refugio. Este argumento ha sido respaldado por diversos medios, que insisten en que criar camadas puede contribuir a la sobrepoblación animal y finalmente al abandono. Así, la presión aumenta para que los príncipes adopten prácticas más conscientes y alineadas con el bienestar animal.

En definitiva, el Palacio de Kensington ha aprendido la importancia de medir con cuidado los mensajes públicos. Aunque no se ha reconocido mala conducta por parte del príncipe Guillermo, se ha admitido que fue un error difundir esta imagen sin valorar las consecuencias. La polémica demuestra cómo cada detalle en la comunicación de la familia real es escrutado y puede generar una respuesta inmediata y global.