La última gala de Supervivientes ha dejado uno de los momentos más emotivos y comentados de toda la edición, protagonizado por Laura Madrueño. La presentadora, visiblemente afectada, fue la encargada de comunicar la salida definitiva de Joshua Velázquez, uno de los concursantes más populares y queridos por la audiencia. Su expulsión se vivió con gran intensidad, no solo por lo ajustado de las votaciones, sino por la carga emocional que implicó su despedida.
Joshua se enfrentaba en la nominación a Álex Adrover y Pelayo Díaz, en una de las votaciones más reñidas que se recuerdan en esta temporada. Durante la gala, se vivió una gran tensión entre los tres nominados, conscientes de que cualquier detalle podía inclinar la balanza en su contra. Finalmente, Jorge Javier Vázquez anunciaba que Pelayo era el salvado por la audiencia, lo que sellaba el destino de Joshua como expulsado definitivo.

Tras conocerse el resultado, Joshua se despidió de sus compañeros con mucha gratitud y un discurso muy sentido que emocionó a todos. “Esto para mí no es un trabajo normal, ha sido una ilusión hecha realidad”, confesó antes de marcharse, asegurando que volverá a España siendo una persona distinta. También agradeció el cariño recibido en la isla. Y dejó claro que se lleva en el corazón a todos los que compartieron esta experiencia con él.
Laura Madrueño, encargada de comunicar oficialmente su marcha, no pudo contener la emoción al dedicarle unas palabras. “Te agradecemos que hayas pasado por aquí, con lo bien que nos lo hemos pasado contigo y cómo lo has dado todo en las pruebas”, expresó con la voz entrecortada. A continuación, añadió con tristeza que le daba muchísima pena tener que decirle adiós, pero que había llegado el momento de abandonar la palapa.
Laura Madrueño está muy emocionada
La reacción de la presentadora fue especialmente significativa porque reflejaba lo que muchos espectadores sentían desde casa: que se marchaba un concursante muy especial. “La piel de gallina tengo yo ahora”, reconoció Madrueño, dejando claro que no se trataba de una expulsión cualquiera. También comentó que cada vez quedan menos concursantes en la palapa, lo que hace que cada salida sea más difícil de encajar.
La expulsión de Joshua supone un giro importante en la dinámica del programa, ya que era una de las figuras más visibles de esta edición. Su presencia se había hecho notar desde el principio, tanto en las pruebas como en la convivencia diaria con sus compañeros. Su actitud positiva y su energía lo convirtieron en un referente para muchos, y su salida deja un hueco difícil de llenar en lo que resta de concurso.

Para Joshua, esta experiencia ha sido transformadora y muy significativa en lo personal. En sus palabras finales, confesó que lo vivido en la isla le había cambiado por dentro y que salía del concurso con una nueva perspectiva de la vida. Su despedida fue cálida, sincera y repleta de emoción, lo que hizo aún más evidente el impacto que tuvo su paso por Supervivientes.
La audiencia también reaccionó con sorpresa y tristeza ante su marcha, ya que muchos consideraban que aún tenía mucho que aportar al programa. Sin embargo, la votación fue clara y definitiva, y marca una nueva etapa en el desarrollo de esta edición. Con cada semana que pasa, el número de participantes se reduce y la final se acerca. Lo que eleva la exigencia física y emocional para los que permanecen.

Mientras tanto, Laura Madrueño se consolida como una pieza clave del formato, por su cercanía y capacidad para conectar con los concursantes. En esta gala, su sensibilidad volvió a quedar patente al mostrar una implicación personal más allá de su papel de presentadora. Esa autenticidad ha sido muy valorada por la audiencia, que aprecia su humanidad en momentos tan delicados como las expulsiones.
Con la salida de Joshua, Supervivientes entra en una nueva fase donde cada prueba y cada decisión tendrán un peso aún mayor. El concurso se intensifica, y los concursantes restantes saben que deben redoblar esfuerzos si quieren llegar a la gran final. La marcha de un compañero tan querido como Joshua no solo deja huella. También sirve como recordatorio de lo impredecible que puede ser esta aventura.