La última aparición pública de la infanta Sofía no ha pasado desapercibida. En medio de una ceremonia celebrada en Galicia, la hija menor de los reyes sorprendió con un detalle que ha encendido el debate. Y es que Sofía ha tomado una decisión estética que recuerda, inevitablemente, a la reina del espectáculo mediático: Kim Kardashian.
La infanta Sofía asistió junto a su familia al acto donde su hermana, la princesa Leonor, fue condecorada con la Gran Cruz del Mérito Naval. Sin embargo, todas las miradas terminaron posándose en ella por un detalle de belleza que muchos interpretan como una ruptura de protocolo. ¿Qué ha hecho exactamente Sofía para generar semejante reacción?

La infanta Sofía sorprende al usar la técnica popularizada por Kim Kardashian
Desde hace varios años, la infanta Sofía ha ido marcando su propio camino en lo que respecta a estilo y presencia pública. A diferencia de la imagen más tradicional de su hermana mayor, Sofía proyecta una identidad más espontánea, aunque no por ello menos cuidada. En cada acto oficial, su apariencia refleja una mezcla entre naturalidad y sofisticación que denota una búsqueda consciente de identidad.
Su creciente madurez también se percibe en pequeños gestos y elecciones que evidencian una autonomía estética cada vez más definida. Es en ese contexto donde se inscribe el detalle que ha provocado tanto revuelo. Un gesto que puede parecer banal, pero que en clave institucional tiene implicaciones mucho más profundas.
Durante el acto del pasado 16 de julio en Pontevedra, los medios captaron una imagen llamativa de la infanta Sofía. Su maquillaje incluyó una técnica que no ha pasado desapercibida: el overlip, una fórmula que Kim Kardashian y otras celebridades como Rosalía han popularizado en los últimos años. Esta técnica consiste en perfilar los labios por fuera de su contorno natural para crear un efecto visual de mayor volumen.

Aunque no implica intervenciones invasivas, sí supone una transformación estética considerable. En el caso de Sofía, la aplicación fue sutil y elegante, con tonos rosados mates y un difuminado muy cuidado. Aun así, muchos consideran que su uso es inadecuado dentro de un contexto institucional.
A diferencia de la reina Letizia, que suele decantarse por acabados más brillantes o naturales, la infanta Sofía apostó por una textura mate que acentuaba la definición de sus labios. El resultado fue un look moderno, pero también polémico. Las redes sociales, como era de esperar, no tardaron en reaccionar.
Una decisión estética que genera una nueva polémica
No han tardado en llegar las valoraciones por parte de estilistas, periodistas y ciudadanos. Algunos expertos en imagen pública destacan la audacia de Sofía y celebran que sepa usar técnicas modernas sin caer en la vulgaridad.
Otros, sin embargo, consideran que el overlip no encaja con la imagen que se espera de una infanta. En cualquier caso, la polémica está servida, y Sofía, una vez más, demuestra que no tiene miedo a explorar su identidad.
Más allá del debate sobre protocolo, lo cierto es que la decisión de Sofía podría interpretarse como una forma simbólica de reafirmarse. A su edad, la expresión estética es un vehículo de identidad y autonomía. Y optar por una técnica con una fuerte carga simbólica y mediática, como el overlip, tiene lecturas más profundas de lo que parece.

En esta ocasión, la infanta combinó esa técnica con un maquillaje que seguía las tendencias del momento: piel luminosa, mejillas con rubor sutil, pestañas definidas y cejas al natural, sin depilar. Un look que, en su conjunto, evidencia conocimiento estético y personalidad, pero también coraje. Porque no es lo mismo hacerlo en un evento privado que en un acto institucional, ante cientos de cámaras.
Sin embargo, es precisamente esa elección la que ha dividido opiniones. Algunos la acusan de romper con la sobriedad que exige su posición, mientras otros celebran su libertad de mostrarse tal como es. Además, la comparación con Kim Kardashian evidencia la magnitud del gesto.
La infanta Sofía ha optado por una técnica estética usada por Kim Kardashian, generando sorpresa y debate en un acto institucional. Su decisión, lejos de ser banal, proyecta una búsqueda de identidad y un estilo propio que desafía los límites tradicionales. ¿Estamos ante una nueva forma de realeza más cercana a su tiempo?