La vida de Orestes Barbero ha cambiado por completo desde que se despidió de Pasapalabra tras una participación histórica. Aunque no consiguió hacerse con el ansiado bote del concurso, su presencia dejó una huella imborrable en la televisión. Sin embargo, lejos de aprovechar su popularidad, ha optado por alejarse de los focos y dar un paso drástico: abandonar los medios de comunicación.
Después de meses en primera línea televisiva y con una exposición pública constante, Orestes se sintió sobrepasado. Así lo reconocía él mismo en una conversación con El Español, donde explicaba que necesitaba un periodo de “desintoxicación pública”. El joven burgalés ha reconocido que la exposición continuada le provocó cierto desgaste y que ahora busca recuperar su espacio personal.

Por ese motivo, ha dado el paso final: retirarse por completo de los medios durante una temporada significativa. Su intención es desaparecer del foco mediático durante meses, o incluso un año, para centrarse en sus prioridades reales. “Querría alejarme de la opinión pública y de todos los medios”, reconocía sin rodeos el popular concursante.
La nueva vida de Orestes
Tras su salida definitiva de Pasapalabra, Orestes regresó a Pamplona, donde retomó su rutina habitual y sus estudios universitarios. El concursante, que ya había participado en el programa cuando se emitía en Telecinco, decidió reconectar con su vida fuera de las cámaras. Su objetivo ha sido avanzar en la carrera de Filosofía, a la que había tenido que dar pausas por los viajes a Madrid.
Durante los meses posteriores, centró sus esfuerzos en superar todas las asignaturas pendientes del tercer curso universitario. En esa etapa también aprovechó para recuperar algunas materias que había dejado rezagadas en años anteriores. “Acabé el curso a finales de junio y estoy en una época más relajada”, confesó, mostrándose satisfecho.
En paralelo a su retirada televisiva, Orestes también vivió un momento único con su incursión en el cine. Su fama no pasó inadvertida, y fue invitado a participar en la comedia El hotel de los líos, de José Mota y Pepe Viyuela. La película, que se estrenó a finales de marzo, contó con un breve pero divertido papel del concursante.

En esta secuela del filme García y García, Orestes interpreta al hijo de la cartera del pueblo y aparece en varias escenas con diálogo. En una de ellas, hace un guiño humorístico a su pasado televisivo, cuando su compañera de reparto le lanza: “Todo el día con definiciones”. Él, fiel a su estilo, responde entre risas: “Por algo estoy así de definido…”, provocando la complicidad del espectador.
Ese pequeño papel fue muy celebrado por sus seguidores, aunque él mismo ha preferido no explotar esa faceta ni continuar en el mundo del espectáculo. Fue una experiencia puntual, que no alteró su decisión de abandonar por completo la exposición pública. Consciente del desgaste que supone estar constantemente en el foco, ha preferido volver al anonimato de la vida universitaria.
El paso de Orestes por Pasapalabra
Aunque no logró hacerse con el millonario bote de Pasapalabra, su paso por el programa fue histórico y cargado de récords. En total, participó en 360 ediciones, convirtiéndose en el concursante más longevo de la historia del formato. Su dominio en El Rosco le permitió responder a 7.887 preguntas, y quedarse en 24 aciertos hasta en 15 ocasiones, rozando el premio mayor.

Su enfrentamiento con Rafa Castaño fue también uno de los duelos más recordados de la televisión reciente. Se vieron las caras 197 tardes, con 64 empates, 74 victorias para el sevillano y 58 para Orestes, una rivalidad que marcó una época del concurso en Antena 3. Aunque fue Rafa quien se llevó el bote, Orestes recibió un premio final de 215.400 euros, fruto de su constancia y brillantez.
Con todos estos logros en su historial, Orestes ha optado por retirarse mientras su imagen pública seguía siendo positiva. Prefiere dejar atrás el ruido mediático y centrarse en sus estudios, su vida personal y nuevos horizontes que nada tienen que ver con los focos. Su decisión no ha sido una huida, sino un acto de madurez y equilibrio ante una popularidad inesperada.
La nueva vida de Orestes Barbero se escribe ahora con calma, rutina y reflexión, alejada de las cámaras. Con serenidad, ha cerrado una etapa que lo marcó profundamente, pero que no define el resto de su vida. Y aunque su paso por la televisión sigue siendo admirado, él ha decidido que, por ahora, su sitio está lejos de los platós.