En este artículo explicaré la historia de la aldea de los degollados y porque recibe este nombre, además de contar una leyenda relacionada con la zona. En esta leyenda se cuenta que San Miguel Arcángel visitó tierras españolas, concretamente nuestra querida sierra de Guadarrama. Para más casuística encima coincidiendo con la fecha de su supuesta primera aparición. Para los que no lo conozcan, este es uno de los siete arcángeles conocidos y uno de los únicos tres que aparecen en la Biblia.
La batalla de la aldea de los degollados
En primer lugar, empezaremos conociendo el lugar. Navalagamella, junto con la aldea de Los Degollados,recibió el título de Villa el 19 de mayo de 1626, quedando independiente de la jurisdicción de la ciudad de Segovia. Para conocer el origen de esta aldea, tenemos que remontarnos al siglo XIII.
En esa época, este lugar era una aldea habitada por templarios en conflicto con la nobleza gobernante de la zona por el impago de los impuestos exigidos por estos. La orden templaria estaba libre de este pago por bula papal, pero los nobles no estaban por la labor de no llevarse nada por tan ricas tierras.
Tras una gran batalla entre ambos bandos en la que perecieron masacrados los templarios y sus familias, la zona se llamó “La Aldea de los Degollados”. Desde entonces son muchos los visitantes que cuentan historias sobre apariciones, sonidos de espadas, caballos relinchando y gritos de dolor.
Desde el año 2015 se lleva a cabo la recuperación de la zona y los hallazgos han sido datados en las épocas en que los templarios estuvieron asentados allí.
La aparición de la encina
En esta zona existe una leyenda que aún dura a día de hoy. Esta historia cuenta que un pastor que era bastante amigo del vino, vio algo brillando entre los árboles cuando regresaba para guardar las ovejas. De la nada apareció una forma de cuatro metros de altura y dos de ancho delante de él. El hombre miró la bota de vino y olió el líquido, pensando que estaba siendo víctima de los efluvios del tinto. Fue entonces cuando la aparición “divina” se presentó:
- Soy Miguel, Arcángel del Señor y te insto a que les hables de mí a tus vecinos de Navalagamella y que me dediquen un lugar de culto, ya que os traeré la protección y la abundancia de los campos.
El hombre seguía mirando la bota de vino y a Miguel con cara de circunstancia y le preguntó al Arcángel.
- Señor, soy el pastor más borracho del pueblo, ¿Usted cree que me van a hacer caso?
- De ahí tu penitencia, si no te creen comenzarás a sufrir las consecuencias por tu mala vida.
El ebrio pastor se dirigió a su pueblo y al llegar, les contó a sus vecinos lo que le había ocurrido. Una carcajada al unísono se escuchó en la plaza, mientras que contaba lo sucedido. De pronto, ante los ojos de tan jocosos comensales, el hombre fue a dar un paso y zas, se cayó y se rompió un codo.
Una vez superada la humillación, el hombre se dirigió a su casa y, tras hablar con su señor o jefe, se postró en la cama y no pudo levantarse más. El señor, asustado por lo que estaba sucediendo, instó a la gente del pueblo a hacerle caso y a construir una ermita en honor a este ser celestial defensor espiritual y angelical de los judeocristianos. Después de esto, como por arte de magia, el bueno de Miguel curó al hombre.
Desde entonces el 8 de mayo se celebra la fiesta y la romería hasta la ermita de San Miguel. El resto del año el camino es privado.