En el barrio de Salamanca, muy cerca de la Calle Alcalá, encontramos un antiguo chalet de dos plantas rodeado de edificios mucho más modernos y actuales, representando una rareza urbanística, la edificación está protegida por dos edificios de seis plantas. En los años ochenta llenó portadas y noticieros informando de los extraños fenómenos que allí se estaban produciendo. La edificación es de finales del siglo XIX o principios del XX.
La historia de la zona y en particular de este bello chalet es realmente interesante. Era la zona de alterne en la década de los treinta en Madrid. Don Camilo José Cela en su obra “San Camilo, 1936”, nos describe el barrio, como una zona de hotelitos que ocupaba varias manzanas y varios de los números de Ayala eran prostíbulos. Entre los “Club” descritos en la obra de Cela, hay uno en especial, que se parece bastante al edificio de la leyenda, y esto podía dar credibilidad a la siguiente historia.
El espectro perturbado
Según cuenta la leyenda, un obispo en pleno frenesí realizando el acto sexual, sufrió un infarto. Las meretrices no supieron que hacer y sacaron el cadáver a la calle. Desde entonces se contaba que un espectro se paseaba por los apartamentos adyacentes y causaba temor y crispación a los vecinos.
Ruidos, golpes y otras perturbaciones hicieron que varios vecinos huyeran de sus viviendas y las vendieran; unos decían que posiblemente era un perturbado que vivía en el edificio, otros lo achacaban al espíritu del obispo al haber muerto de una forma tan funesta, traicionado su voto de castidad.
Actualmente todavía hay personas que aseguran, que los fenómenos paranormales no han cesado del todo, que siguen muy despiertos y que los espíritus siguen haciendo de las suyas en el 124. Por su parte algunos de los vecinos actuales afirman que nunca han sentido nada extraño proviniente del número 124.
No obstante, si que parecieron escuchar durante un tiempo, ruidos en el 126, donde hay un local que actualmente está ocupado por unos baños árabes. De su interior, sí que parecían provenir extraños ruidos, movimiento de cajas y golpes, y que lo curioso, es que no había visto entrar a nadie y parecía cerrado a cal y canto.