En el agitado mercado de las telecomunicaciones en España, cada movimiento de los grandes operadores genera expectación. Pero esta vez, ha sido Orange quien ha sorprendido a todos con una jugada inesperada. No solo podría cambiar el rumbo de su colaboración con Vodafone, sino que también podría redefinir el futuro de la fibra óptica en Europa.
Una cláusula oculta ha salido a la luz y ha dejado a muchos con la boca abierta. Hace apenas unas semanas se anunciaba la entrada del fondo soberano GIC en la empresa conjunta de fibra óptica de MasOrange y Vodafone. Esta empresa, bautizada como Surf, está destinada a convertirse en una de las mayores operadoras de red en Europa.
Todo parecía claro y transparente. Sin embargo, ahora se ha revelado un detalle crucial que hasta hoy no se había comunicado. Orange, a través del grupo MasOrange, se ha reservado una opción muy estratégica en este acuerdo.

Según información publicada por Expansión, la operadora se guardó un auténtico as bajo la manga. Una cláusula en el contrato firmado con GIC le permite recomprar el 25% de la participación que el fondo ha adquirido en Surf.
Orange deja a muchos con la boca abierta
Esta opción no solo permitiría a Orange recuperar la participación vendida. También le daría la posibilidad de quedarse con el porcentaje correspondiente a Vodafone España. Por lo que así aumentaría notablemente su control sobre la nueva compañía.
De hacerse efectiva, Orange pasaría a poseer un 83% de Surf. Sin embargo, esto también implicaría asumir la deuda total del proyecto. Algo que aún no está claro si la empresa estaría dispuesta a hacer.
Esta opción se podrá ejecutar a partir del quinto año de operaciones de Surf y el precio de recompra ya ha sido fijado. Aunque se ajustará en función de los dividendos cobrados por GIC. Es decir, cuanto más gane el fondo en dividendos, menor será el coste de la recompra para MasOrange.

Vodafone, en el centro del debate
Otra sorpresa en este acuerdo está relacionada con el futuro de Vodafone. Si la operadora británica fuera adquirida por otra empresa, los clientes que haya aportado a Surf no podrán ser retirados de la compañía. Una cláusula de tipo take or pay, con una duración de 28 años, obliga a Vodafone a mantener su compromiso con esos clientes.
Aunque Surf nace con una sólida estructura y una inversión inicial valorada en unos 6.900 millones de euros, no todo es seguro en el horizonte. La creciente competencia en el mercado de la fibra genera cierta incertidumbre. No obstante, también existe la posibilidad de que estos competidores pierdan tracción debido a críticas en torno a la calidad de sus servicios.
GIC ha decidido entrar en este proyecto precisamente por el equilibrio que ofrece esta alianza entre Orange y Vodafone. Y ahora, con la revelación de esta opción de recompra, queda claro que Orange no solo ha sabido negociar con inteligencia. También se ha asegurado una posición de fuerza de cara al futuro.