Carlos II “El Hechizado”, fue rey de España entre 1665 y 1700. Hijo de Don Felipe IV y de Doña Mariana de Austria, su apodo le venía por su mala salud y esta era achacada, a la brujería y las influencias del Maligno.
Parece ser que las relaciones endogámicas de la familia, fueron las que produjeron esta degeneración: creció raquítico, enfermizo y sufría un acentuado retraso. Además era estéril y al morir sin descendencia y extinguirse así la rama española de los Austrias, ocasionó distintas guerras por la sucesión en el trono de España.
Exorcismo en el Alcázar
El Rey creía que era víctima de algún tipo de maleficio. Los continuos achaques de salud, los extraños fenómenos que se vivían en palacio y las habladurías, hicieron que Don Carlos llamara al Inquisidor Don Juan Tomás de Rocaberti, para que averiguase que malignos hechizos había sufrido y para que expulsara a los demonios en caso de haberlos.
Rocaberti, a su vez, habló con el Padre Froilán, que era el confesor del Rey y el padre Froilán habló con el Fray Antonio Álvarez de Arguelles, quien tenía la facultad de hablar y expulsar a los diablos. También se decía de Fray Arguelles, que los demonios le hacían importantes revelaciones. El inquisidor aprobó el exorcismo y comenzaron los rituales y acciones para expulsar al maligno.
El rey durante el tiempo que duraron los rituales, sufrió lo inimaginable: largos días de ayuno, continuos rezos sin descanso hasta caer extenuado, fustigamientos, baños en aguas heladas bendecidas y un sinfín de tormentos para intentar expulsar a los diablos. Estos, según los eclesiásticos, fueron expulsados tanto de palacio como de su cuerpo, pero la salud del monarca y su descendencia permaneció igual.
Al realizar estos rituales a las espaldas de su segunda esposa, Doña Mariana de Neoburgo, esta se enfadó con los asesores eclesiásticos de su marido y al no poder hacer nada con el Inquisidor Rocaberti, ya que había fallecido en 1699, tomó represalias contra el bueno de Fray Froilán quien fue apresado por la inquisición y encarcelado, aunque al poco tiempo fue liberado.
Finalmente el monarca español murió el 1 de noviembre de 1700, a la corta edad de 38 años.