El médico y divulgador Mario Alonso Puig ha asegurado que aprender a decir “no” es un paso fundamental para alcanzar la felicidad. Durante una reciente intervención, ha compartido su visión sobre la importancia de establecer límites emocionales para proteger nuestra salud mental. En sus palabras, “no sabemos decir que no” es uno de los grandes problemas que nos impide ser realmente felices.
En la sociedad actual, decir que sí parece ser la norma, aunque muchas veces lo hagamos en contra de nuestra voluntad. Desde pequeños se nos educa para agradar, para complacer, para no fallar a los demás, incluso si eso implica fallarnos a nosotros mismos. Esta actitud, aunque inicialmente parezca generosa, puede derivar en frustración y agotamiento emocional.

Cuidarse también es poner límites
Según Puig, el problema radica en que confundimos la bondad con la falta de límites, y eso tiene consecuencias graves. Cuando decimos que sí a todo, sin filtros, acabamos priorizando las necesidades de los demás por encima de las nuestras. A la larga, esto nos lleva a sentirnos vacíos, con la autoestima por los suelos y con una sensación constante de no llegar a nada ni a nadie.
Estudios realizados en Estados Unidos, según informa Puig, han demostrado que muchas personas dedican su tiempo a cosas urgentes, incluso si no son importantes para ellas. Esto, aunque parezca productivo, solo incrementa los niveles de tensión y ansiedad. En su opinión, no se trata de gestionar mejor el tiempo, sino de redefinir nuestras prioridades.

Aprender a decir que no, insiste el experto, es un acto de honestidad y de autocuidado. No siempre será fácil, especialmente si tememos decepcionar o parecer egoístas, pero recuerda que no somos perfectos y que aceptar nuestra vulnerabilidad es el primer paso para vivir con mayor bienestar. “No podemos ser personas perfectas todo el tiempo, eso genera angustia y tensión”, afirma con convicción.
Cómo establecer límites de forma efectiva
En este proceso, una herramienta útil puede ser la llamada técnica del sándwich. Consiste en dar una negativa envuelta entre dos afirmaciones positivas, lo que suaviza el mensaje y mantiene una relación cordial. Por ejemplo, agradecer primero la invitación, luego rechazarla amablemente y, finalmente, mostrar interés en otra ocasión.
La psicóloga Ana Belén Medialdea también respalda esta idea y ofrece un consejo claro: empezar a cuidarnos cada día con pequeños gestos. Buscar cinco minutos para nosotros, desconectar del ruido y centrarnos en lo que realmente necesitamos. Ese momento de pausa puede marcar una gran diferencia.

En definitiva, decir que "no", no significa rechazar a los demás, sino empezar a respetarnos. No se trata de ser egoístas, sino de ser honestos con lo que necesitamos. Como dice el experto “es necesario hacerlo para ser más feliz”.