Un gesto sencillo podría marcar la diferencia entre mantener un alto rendimiento o caer en la fatiga mental. Así lo ha asegurado el neurocirujano y conferenciante Mario Alonso Puig, quien ha defendido con firmeza la importancia de introducir un hábito muy concreto en la rutina diaria. Su propuesta, avalada por la ciencia, busca optimizar la capacidad de concentración y proteger la salud a largo plazo.
Puig ha explicado en sus redes sociales que no se trata de una recomendación genérica, sino de una estrategia concreta basada en el funcionamiento natural del organismo. Este patrón responde a ciclos internos que regulan la energía y la atención a lo largo del día. Romper con la costumbre de trabajar sin pausas, sostiene, es clave para prevenir el desgaste físico y mental.

Un breve descanso puede marcar la diferencia: ¿cuándo es el momento adecuado para hacerlo?
En este sentido el médico ha sido claro al señalar que “debes hacerlo cada hora y media" para dar espacio a la recuperación. Recomienda dedicar unos diez minutos a un descanso que permita al cerebro reorganizarse y al cuerpo reducir la tensión acumulada. Esta pausa no implica inactividad, sino un reseteo productivo que mejora el rendimiento posterior.
“Parar no es no hacer nada, es permitir que se haga lo que se tiene que hacer”, ha explicado. Durante esos minutos, el cerebro activa la llamada “red ejecutiva central”, responsable de la creatividad, la toma de decisiones y el pensamiento estratégico. Además, disminuye la actividad de áreas vinculadas con el miedo y la ira, lo que fomenta la calma y la cooperación.

¿Por qué necesitas parar cada hora y media?
La base científica está en los ritmos ultradianos, ciclos biológicos de entre 90 y 120 minutos que determinan picos y descensos de energía. Superar ese tiempo sin descanso provoca un bajón natural en la capacidad de concentración, que puede manifestarse en irritabilidad o agotamiento. Ignorar estas señales, advierte Puig, solo conduce a una pérdida de eficiencia.
Diversos estudios han confirmado que estos descansos reducen los niveles de cortisol, mejoran el estado de ánimo y potencian el sistema inmunológico. Puig ha señalado que incluso se ha registrado una mejora de hasta un 18 % en el rendimiento de las defensas en personas que aplican esta práctica. Es, afirma, una inversión directa en salud y productividad.
Un nuevo enfoque a la productividad
Algunas empresas, hospitales y universidades ya han empezado a incorporar espacios para el silencio o la pausa consciente. La idea no es trabajar menos, sino hacerlo de forma más inteligente, aprovechando al máximo las capacidades en cada ciclo de actividad.
El mensaje de Puig invita a cambiar la forma de entender la productividad, pasando de medirla por las horas trabajadas a hacerlo por la calidad del tiempo invertido. “Moviéndote mucho no significa que estés generando mejores resultados”, ha recordado. Saber parar no solo permite preservar la salud, sino también potencia la eficacia a largo plazo.