Niña con expresión de disgusto frente a un plato de verduras mientras observa una imagen de un Luis Zamora y dos signos de interrogación rojos aparecen a su lado

El nutricionista de las familias da la clave de por qué tu hijo no come como debería

El nutricionista Luis Alberto Zamora explica por qué los niños no comen bien y cómo mejorar sus hábitos alimentarios

Cada vez son más los padres que se preguntan por qué sus hijos no comen bien. Frutas y verduras quedan intactas en los platos mientras se multiplican los antojos por alimentos ultraprocesados. El problema, sin embargo, no siempre tiene que ver con el niño, a veces, la clave está en cómo se le ha enseñado a comer.

Luis Alberto Zamora, nutricionista especializado en infancia y miembro del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Madrid, ha compartido una explicación muy concreta sobre esta cuestión. El experto ha advertido de que los niños no nacen sabiendo comer bien, sino que deben aprenderlo con el tiempo y con acompañamiento. Según explica en El País, el gran error está en pensar que la alimentación saludable debería salir de manera automática desde la infancia.

Niña con expresión aburrida sentada en la mesa de la cocina frente a un plato de comida mientras una persona le acaricia la cabeza
El entorno familiar es clave en la relación que los niños construyen con la comida | Pexels

No es rebeldía: esta es la verdadera razón por la que rechazan la comida

La falta de hábito, la presión durante las comidas o incluso los mensajes contradictorios de los adultos son factores que influyen directamente en los hábitos alimentarios. Por eso, Zamora ha señalado que el proceso de aprendizaje alimentario es tan importante como el del lenguaje o la higiene personal. Si no se acompaña con constancia, paciencia y estructura, los resultados pueden ser tan limitados como frustrantes.

El nutricionista ha insistido en que el rechazo a ciertos alimentos, como las verduras, no es una señal de alarma inmediata. De hecho, ha afirmado que es normal que los niños no acepten de primeras sabores amargos o texturas nuevas. La clave, en su opinión, está en la exposición repetida, sin forzar ni castigar, y en integrar esos alimentos poco a poco en platos atractivos.

Bebé sentado en una silla alta comiendo brócoli en la mesa junto a platos y un vaso infantil
Muchos niños rechazan ciertos alimentos por falta de hábito | Pexels

Cómo introducir alimentos nuevos sin que salten las alarmas

Un ejemplo práctico que propone es el uso progresivo de verduras en recetas que ya son aceptadas, como una tortilla de espinacas. De esta forma, se reduce la resistencia inicial y se facilita la familiarización con sabores más complejos. Además, recomienda que los padres mantengan una actitud relajada en la mesa, para no transmitir ansiedad ni rechazo al niño.

Una alimentación equilibrada debería incluir varias raciones diarias de fruta y verdura. Lo recomendable es tomar al menos dos piezas de cada, acompañadas de otros grupos como cereales integrales, semillas o frutos secos. Esta combinación aporta los nutrientes necesarios y favorece unos hábitos saludables desde pequeños.

Omelette con hierbas acompañado de rodajas de pepino, jitomate cherry, aguacate y tiras de queso con semillas negras en un plato blanco.
Introducir nuevos alimentos en platos conocidos ayuda a reducir el rechazo inicial | Pexels

Otro de los puntos que ha abordado es el impacto de la actitud de los adultos en la relación de los niños con la comida. Si los progenitores muestran angustia o se desesperan porque el menor no quiere probar algo, es probable que el niño también lo rechace. Comer debería ser un momento de calma, no de conflicto.

Qué hacer cuando se salen de la rutina: mitos y errores comunes

Zamora también ha desmentido algunos de los mitos más extendidos sobre la nutrición infantil. Ha explicado que no es necesario realizar una especie de “detox” (desintoxicación) después de fiestas, ni mucho menos implementar dietas restrictivas. Lo importante, ha dicho, es volver a la rutina con naturalidad y coherencia, sin dramatizar ni culpar al niño.

En cuanto a los entornos sociales, como los cumpleaños, el nutricionista ha recomendado no caer en prohibiciones drásticas. A su juicio, es mejor educar en la moderación y enseñar al niño a autorregularse, que imponer reglas rígidas que luego no se sostienen. La excepción también es parte de una educación saludable.

Niña pequeña sentada a la mesa disfrutando un trozo de pastel con otros niños al fondo
Un momento especial no rompe el equilibrio, lo completa | Pexels

Tampoco ha considerado razonable hablar de ayuno infantil, una práctica que, según recalca, no cuenta con respaldo científico y podría tener efectos perjudiciales. En la infancia, cada comida cuenta, y los nutrientes deben ser densos en calidad, ya que los volúmenes que tolera un niño pequeño son más reducidos. Por ello, es esencial que cada bocado sea lo más completo posible.

Aprender a comer: un proceso que empieza en casa

El mensaje del nutricionista ha sido claro: si tu hijo no come como debería, quizá no sea por tozudez ni por manías, sino porque aún no ha aprendido cómo hacerlo. Y en ese proceso, el papel de la familia es determinante. La educación alimentaria empieza desde los primeros meses, pero nunca es tarde para mejorarla.

Su propuesta es firme pero sensata: menos presión, más repetición; menos exigencia, más ejemplo. El nutricionista ha defendido una crianza consciente en la que comer bien no sea un castigo, sino un placer aprendido. Y ha recordado que no se trata de lograr comidas perfectas, sino de construir un vínculo saludable y duradero con los alimentos.