En el corazón de Madrid se encuentra el Parque del Retiro, de 1,4 km². Aunque pueda parecer enorme, no es el más grande de la capital española, ya que ese puesto lo ocupa la Casa de Campo. Sin embargo, si podríamos decir que es el más completo debido a la gran variedad de actividades que ofrece.
Las actividades más populares que se pueden realizar en este parque son dar una vuelta en barca en el estanque situado en el centro del parque, visitar el palacio de cristal o simplemente dar un largo paseo en compañía o en solitario. Además, es común ver a magos, titiriteros y otros artistas que, siguiendo la antigua tradición, muestran sus habilidades a los espectadores que pasan por ahí.
Entre los monumentos y lugares que componen este hermoso parque, encontramos por ejemplo, el ya mencionado anteriormente Estanque del Retiro, el cual fue construido entre los años 1634 y 1636. También se puede observar, e incluso visitar su interior, el Palacio de Cristal.
Este edificio está inspirado en su homónimo inglés, el Crystal Palace de Londres, el cual fue quemado en un incendio en 1936. Sobre su origen, podemos decir que originalmente su objetivo era ejercer la función de invernadero para albergar plantas tropicales, con motivo de la Exposición de Flora de las Islas Filipinas, celebrada en 1887.
Por último, durante nuestra visita al parque, también podemos observar una serie de estatuas. Las hay de todos los tipos, por ejemplo tenemos una ecuestre en honor al General Martínez Campos, las dos estatuas que representan los trabajos de Hércules o la estatua en honor a Alfonso XII. Otra de las que más llama la atención, es la del 'Ángel Caído', obra de Ricardo Bellver, que representa a Lucifer en el momento de su expulsión al infierno.
Historia del parque
En el lugar en el que se encuentra actualmente el parque, antiguamente se encontraba un complejo palaciego, llamado Palacio del Buen Retiro, que fue construido durante la década de 1630 durante el reinado de Felipe IV. Este edificio se llamaba así porque estaba anexo a un monasterio donde los reyes se retiraban a meditar. Debido al diseño del parque, se dice que salió tanto dinero de las arcas fiscales para costear este edificio, que incluso hubo que aumentar los impuestos.
En su origen, este edificio estaba formado por un palacio para el rey, un monasterio jerónimo, un teatro donde el rey disfrutaba de las actuaciones de los dramaturgos más importantes de la época, una leonera en la que se exponía a animales salvajes y unos florecidos jardines.
El edificio fue privado hasta que el rey Carlos III convirtió la entrada al parque de manera pública en 1767, para que los madrileños pudieran visitarlo y maravillarse ante tan gran obra. Un siglo más tarde, ya en 1868 el lugar sufrió un cambio de propietarios y empezó a formar parte del Ayuntamiento, convirtiéndose oficialmente en un parque público.
Durante los siglos XX y XXI, se siguieron realizando tareas de acondicionamiento hasta convertirlo en lo que vemos hoy.