Si buscas curiosidades sobre la ciudad de Madrid, seguramente encontrarás muchas historias con Goya de protagonista. Esto es debido a que en su época caminaba por la villa, con fama, renombre y actuando como cronista con sus cuadros, contando por ejemplo lo que vieron sus ojos en esa revolución del 2 de Mayo 1808 y que representó de una forma magistral en sus cuadros.
Su nombre sigue siendo recordado cada año en los premios del cine español. Goya es uno de los pintores más famosos de España, y uno de los artistas más fructíferos de los que se conservan más obras y grabados de todo tipo. Una buena muestra de su obra está en el Museo del Prado.
Su vida, muy ligada a la corte y a las fiestas de alto copete de la nobleza, hizo que fuera una persona muy popular y respetada en su época, ya que era el Pintor de Cámara de Carlos IV y era pintor íntimo de la nobleza más alta.
La casa de las pinturas negras de Goya
En el año 1819 Francisco, adquirió una finca a las afueras de Madrid en una zona de casas de campo, huertas y casas de recreo, en el camino antiguo de Extremadura (Actual Paseo de Extremadura, Calle Caramuel y calles que componen la manzana). Goya tenía ya fama de liberal y de afrancesado y no era muy bien visto por «los fernandinos». La realidad fue que Francisco adquirió la finca a Pedro Marcelino Blanco que era sordo.
Muchos investigadores y estudiosos del pintor, pensaban que el nombre de Quinta del Sordo (nombre de su finca) provenía porque vivía ahí el pintor, el cual era sordo también. Muchos madrileños lo creyeron así durante años, y diferentes periodistas e investigadores también lo creían así, como se demuestra en diferentes artículos de finales del siglo XIX , pero la realidad era otra muy diferente.
El apodo a la vivienda se debía al antiguo propietario que tenía también esta discapacidad y los madrileños ya la llamaban así antes de que la adquiriera Goya, a pesar de la casualidad por culpa de la discapacidad auditiva de ambos y que la casa con ese apodo continuara llamándose así durante años y que por supuesto fuera famosa por las pinturas negras que en sus paredes pintó Francisco.
En esos años oscuros, Goya comenzó una inaudita y tenebrosa obra pictórica en las paredes de la Quinta. La belleza de los cuadros y la expresión atormentada en los rostros, era una de las señas del pintor. Mostraba los rostros con unas grotescas imágenes con las que se podía describir perfectamente el sufrimiento de sus protagonistas, una sensación hacía el espectador que solo el pintor sabía expresar.
Los fantasmas de Goya
Se comentaba que sus dibujos eran el reflejo de personajes fantasmagóricos que rondaban la casa. Posteriormente, en el siglo XIX, renace la leyenda: los seres que Goya pintó en la Quinta del Sordo eran reales y sus fantasmas vuelven todas las noches a reencontrarse con sus retratos.
En el año 1876, se derribó la fachada derecha de la casa para unas infraestructuras, justo después de haber extraído las pinturas de la pared y habiendo pasado estas a lienzo, estuvieran expuestas en el pabellón de hombres Ilustres hasta que pasó a formar para de la colección del Museo del Prado.
Hacia el año 1913 la Quinta fue demolida, pero aun así, años después surgieron rumores de que los fantasmas seguían rondando el lugar en busca de sus imágenes. A día de hoy, por la zona de Caramuel y la ermita del Santo, a veces se escuchan los lamentos de los seres descarnados que atormentaban a Goya.
Una última investigación vino a decir que la obra la había acabado el hijo de Goya, Javier, que fue quien se quedó con la casa cuando el pintor la abandonó en 1823 camino a Burdeos. No obstante, varios de los expertos que más conocen la obra del de Fuendetodos, dijeron que esta hipótesis no era real, puesto que la forma, los rasgos y la temática tenebrosa y oscura seguía siendo la misma en la que fue desencadenando la obra del artista.