España encara un cambio de tiempo brusco en cuestión de horas, con un doble viraje: descenso térmico notable y aumento marcado de la inestabilidad. Tras días dominados por el aire cálido africano, las lluvias y tormentas irán ganando terreno en muchas comunidades, con un pico de adversidad el domingo. Así lo explica el experto de Meteored, Sergio Escama, que advierte de un episodio potencialmente severo en el noreste peninsular.
Irrupción de aire frío en altura: el catalizador
La clave del cambio será una irrupción de aire frío en altura que pondrá fin al calor sahariano. Este contraste térmico entre capas altas y la superficie activará una atmósfera muy dinámica y hostil en buena parte del norte y este peninsular. Es el caldo de cultivo idóneo para tormentas organizadas, con abundante actividad eléctrica, rachas de viento muy fuertes y granizo de tamaño significativo.

El escenario más adverso se concentra en Navarra, Aragón y Cataluña, donde las estructuras convectivas podrían ser más persistentes y extensas.
Domingo, el día crítico
Aunque el deterioro se notará ya el sábado en algunas zonas, será el domingo cuando los modelos apuntan a un riesgo más elevado. Las tormentas podrán descargar con mucha intensidad en intervalos cortos. Habrá problemas de acumulación de agua, bajada súbita de visibilidad y vientos racheados capaces de causar incidencias puntuales en carretera, arbolado o mobiliario urbano.

Los acumulados de lluvia previstos son muy significativos y, en algunos casos, peligrosos. En áreas del norte de Navarra y Huesca, los registros podrían alcanzar e incluso superar los 40–50 l/m² en apenas una hora, con totales por encima de 120 l/m² en lo que duren las lluvias. Estas cifras elevan el riesgo de inundaciones repentinas en ríos y barrancos, especialmente en cuencas pequeñas y laderas con fuerte pendiente.
Lleida también podrá tener estos acumulados importantes, que podrían superar en total los 120–130 l/m² en comarcas del entorno pirenaico. Barcelona y Tarragona, sobre todo en zonas prelitorales y litorales, tendrán posibilidad de 60–70 l/m² y episodios puntualmente torrenciales.

No está todo dicho
Como suele ocurrir en situaciones convectivas, la distribución final de las precipitaciones más intensas presenta incertidumbre. Cambios sutiles en la posición de las líneas de inestabilidad pueden desplazar los máximos unos kilómetros. Con todo, se trata de un episodio potencialmente peligroso que debe seguirse con atención.
El arranque de la próxima semana podría mantener restos de inestabilidad en el noreste y áreas próximas, con ambiente más fresco que en jornadas previas. Si se confirma la evolución prevista, la situación habrá dejado un claro mensaje: el tiempo gira al modo otoñal, y lo hace con tormentas que exigen prudencia y planificación.

