La monarquía británica atraviesa un momento delicado. El rey Carlos III enfrenta problemas de salud y la relación con su hijo menor, el príncipe Harry, está rota. En medio de esta situación, una figura ha ganado protagonismo: se trata de la reina Camila.
Durante años, Camila ha sido percibida como una figura secundaria, limitada al papel de esposa del monarca. Sin embargo, su presencia ha cobrado peso y hoy desempeña un rol mucho más relevante y estratégico dentro de la familia real.

La reina Camila da el paso definitivo
Camila ha pasado de acompañar a Carlos III en actos públicos a estar presente en reuniones clave. Involucrándose directamente en decisiones importantes sobre el presente y el futuro de la institución.
Su presencia en encuentros oficiales y su creciente protagonismo en temas de Estado demuestran que su papel ya no es simbólico. De hecho, varios medios afirman que, actualmente, es una de las personas más cercanas al rey, sobre todo desde que este fue diagnosticado con cáncer.

El conflicto con el príncipe Harry ha sido un punto de inflexión. La entrevista que ofreció recientemente, en la que hablaba de la salud de su padre sin autorización, fue muy mal recibida en palacio. El rey consideró el gesto como una falta de respeto y una traición.
Como reacción a las declaraciones de Harry, la relación entre padre e hijo se enfrió aún más. Desde entonces, el contacto ha sido mínimo y la distancia entre ambos parece haberse consolidado. En este nuevo escenario, la figura de Camila ha cobrado aún más fuerza.

La relación entre Camila y el príncipe Harry siempre ha sido tenso
La relación entre Camila y Harry nunca fue buena. De hecho, existen rumores que aseguran que ella no le perdona que intentara frenar su boda con Carlos años atrás. Hoy, con el príncipe prácticamente fuera de la estructura familiar, Camila ha encontrado espacio para afianzarse.
Algunas voces sugieren que Camila podría haber tenido cierto grado de influencia en la decisión de mantener la distancia entre padre e hijo. Aunque no está confirmado, su cercanía con el monarca y su papel activo en el círculo íntimo alimentan estas especulaciones.

Mientras Harry sigue apartado, viviendo en Estados Unidos sin apoyo real, Camila ocupa ese vacío. Cada vez tiene más control sobre la agenda real, mayor peso en la toma de decisiones y un rol más activo en cómo se proyecta la imagen de la corona.
Todo hace pensar que Camila ha dejado de ser solo "la consorte". Hoy es una figura central en la monarquía británica. Silenciosa, pero decidida, está construyendo su lugar como pieza clave en el presente y futuro de la institución.