El Palacio de la Zarzuela ha sido, desde siempre, la residencia oficial de los monarcas, así se ha mantenido con el paso de los años. Lo que pocos conocen, sin embargo, es cómo es realmente el interior del recinto debido a que apenas unas pocas personas han tenido acceso. Y, gracias a ciertos testimonios, se han conocido detalles hasta ahora desconocidos sobre las dependencias privadas de doña Sofía e Irene de Grecia.
Sofía ha seguido viviendo en Zarzuela tras la proclamación del rey Felipe VI. Ya lo hacía durante su reinado, junto al rey emérito Juan Carlos I pero no ha vivido sola. Su inseparable hermana, Irene de Grecia, ha compartido hogar con ella desde hace décadas.

Irene se trasladó a Madrid tras la muerte de su madre, la reina Federica. Desde entonces, ha estado al lado de Sofía en todo momento.
Así viven Irene de Grecia y doña Sofía en el Palacio de la Zarzuela
Irene de Grecia ha sido un apoyo para su hermana, más aún en los últimos tiempos, cuando el estado de salud de la reina emérita ha generado preocupación. La convivencia entre ambas ha sido discreta, alejada de los focos. Sin embargo, fuentes cercanas a la Casa Real han compartido información reveladora.
La periodista Pilar Eyre, experta en temas de la realeza, ya había hablado de esta situación. En su blog en la revista Lecturas, relató un testimonio impactante. “Un visitante de Zarzuela, amigo del rey, me contó que una vez se había perdido por el palacio y había ido a parar a las estancias particulares de Sofía”, escribió Eyre.

Lo que ese testigo vio ha llamado la atención: “Solo iluminadas por una lámpara de pie, estaban cenando las dos hermanas en una mesa camilla, vestidas de negro... En silencio y sin esas sonrisas profesionales que siempre exhiben en público parecían dos ancianas. ¡Se las veía tan griegas! Me impresionó la escena”, confesó la periodista.
Fuentes cercanas a Casa Real destapan la verdadera relación entre doña Sofía e Irene de Grecia
Este relato ha revelado una imagen muy distinta de la que el público suele ver. Las hermanas han compartido momentos íntimos, lejos del protocolo. Han vivido juntas con sobriedad, respeto y cariño mutuo, sin cámaras, sin declaraciones.

Gracias a estos datos, se han aclarado muchas dudas. La relación entre la reina Sofía e Irene de Grecia ha sido mucho más estrecha de lo que se pensaba.
Han vivido en unidad. Han mantenido su vínculo familiar intacto. Y lo han hecho en la más absoluta discreción.