La princesa Leonor ha regresado oficialmente a España tras completar una de las fases más exigentes de su formación. La heredera al trono finalizó con éxito el crucero de instrucción a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. El gran momento ha llegado, y con él se cierra una etapa clave en su carrera como futura jefa de Estado.
Según ha informado la agencia EFE, Leonor de Borbón ha desembarcado este lunes tras su última escala en Nueva York. Han sido cinco meses de navegación internacional, en los que la princesa ha compartido la vida militar con el resto de guardiamarinas. Durante ese tiempo ha demostrado disciplina, resistencia y compromiso con su futuro institucional.

La Casa Real ha confirmado con satisfacción el regreso de la princesa a territorio nacional. Es una noticia significativa, no solo por lo que representa a nivel simbólico, sino también por su significado dentro del calendario formativo. Aunque podrá pasar unos días en familia, pronto volverá a embarcarse en una nueva experiencia militar de alta exigencia.
La siguiente parada en su formación será a bordo de la fragata Blas de Lezo, un buque de combate altamente sofisticado. Este navío se encuentra ya en ruta hacia Las Palmas de Gran Canaria, donde se unirá próximamente a las maniobras. Se trata de una nave equipada con la más avanzada tecnología antiaérea, lo que marcará un nuevo reto para la joven Borbón Ortiz.
La Casa Real da todos los datos
Según Casa Real, Blas de Lezo es una de las joyas de la Armada española en cuanto a capacidades tácticas. Está equipada con el sistema de combate AGEIS, lo que le permite operar con eficacia incluso en aguas costeras complejas. Además, dispone del radar multifunción SPY1-D, con el que se logra una detección precisa y anticipada de amenazas.
Este tipo de fragatas pueden embarcar un helicóptero LAMPS MK-II, preparado con sensores y armamento de última generación. Su misión principal es la detección y neutralización de amenazas tanto en superficie como bajo el agua. En este contexto, Leonor asumirá nuevas responsabilidades dentro de una unidad de altísimo nivel operativo.

La fragata Blas de Lezo forma parte de la clase Álvaro de Bazán y está integrada en la 31ª escuadrilla de superficie. Fue construida por Navantia y entregada a la Armada en 2004, convirtiéndose en un símbolo de la modernización militar. Su bandera de combate fue entregada en Bilbao y tuvo como madrina a la princesa Ana de Francia.
Con su paso por este buque, Leonor continuará preparándose para liderar con conocimiento y experiencia a las Fuerzas Armadas. No se trata de una formación simbólica, sino de un proceso riguroso que ella está siguiendo con determinación. Cada etapa está pensada para dotarla de habilidades reales y técnicas de alto nivel.
El gran momento de la princesa Leonor
La etapa a bordo del Juan Sebastián de Elcano aún no ha terminado del todo, ya que la princesa volverá a embarcarse en él el próximo 3 de julio. Será en Gijón, desde donde se retomará la última parte del crucero de instrucción. El final definitivo está previsto para el 13 de julio, poniendo punto y final a una experiencia que ha marcado a toda una promoción de guardiamarinas.

La Casa Real considera que este recorrido militar es imprescindible para su futuro institucional. La formación castrense ha sido una tradición entre los herederos al trono, pero nunca antes una mujer había afrontado este camino con tanta visibilidad. La princesa está marcando un precedente histórico en la monarquía española.
Durante estos meses, Leonor no solo ha fortalecido su preparación física y técnica, sino también su perfil público. Ha demostrado compromiso y responsabilidad, lo que le ha valido elogios dentro y fuera del ámbito militar. Para muchos, su actitud discreta, pero constante está consolidando su imagen como futura reina.
Ahora, con su regreso a casa, la princesa tendrá unos días de descanso antes de afrontar el siguiente desafío. Podrá reencontrarse con sus padres y su hermana, en un respiro merecido tras meses de disciplina en alta mar. Pero el calendario oficial no se detiene, y su proceso de formación continuará con la misma intensidad.
El regreso de la princesa Leonor supone mucho más que una escala temporal en su calendario académico. Representa un momento simbólico que confirma su progresiva integración en el rol institucional que le espera. Cada decisión, cada destino y cada uniforme la acercan un paso más al trono de España.