La comarca extremeña de las Vegas Altas del Guadiana fue el escenario elegido para una de las bodas más destacadas del año. Una celebración que obligó a la infanta Cristina a viajar hasta nuestro país en pleno verano.
Y es que Bosco López-MadridVillar Mir y Victoria Ferrer Fernández se dieron el 'sí, quiero' rodeados de más de 300 invitados. Familiares, aristócratas, políticos y empresarios asistieron a un evento elegante y cuidadosamente organizado.

La finca Los Castillejos, situada en Guareña (Badajoz) y propiedad de la familia de la novia, acogió la ceremonia y la posterior celebración. El lugar se decoró con centros florales, pérgolas y lámparas en cada mesa, creando una atmósfera mágica. La fiesta se prolongó hasta la madrugada con música y gastronomía de primer nivel.
Un enlace lleno de detalles exclusivos
El banquete corrió a cargo del catering Alda & Terry, firma sevillana especializada en eventos de alto nivel. El menú incluyó ostras, gazpacho y jamón ibérico, seguido de postres como la pavlova con frutos rojos. La empresa también fue elegida en la boda de Ana Cristina Portillo, hermana menor de las hijas de Bertín Osborne.
La novia deslumbró con un vestido de Jorge Vázquez, con bordados florales sobre fondo blanco, escote cerrado y velo de tul. Completó el look con unos pendientes vintage de perlas y un ramo desestructurado. El diseñador agradeció su confianza con una publicación en Instagram donde celebró su estilo elegante.
Entre los asistentes figuraron María Dolores de Cospedal, Fernando Portillo y la infanta Cristina, entre otras figuras destacadas del panorama político y empresarial. La lista de invitados confirmó el carácter exclusivo de un evento que unió tradición y actualidad en un entorno privilegiado.

La infanta Cristina, testigo de excepción
La infanta Cristina se convirtió en una de las protagonistas del día, asistiendo como invitada y firmando como testigo del novio. Vestida en tonos morados y con el pelo recogido, se mostró cercana, conversando con Javier López-Madrid, padre del novio, durante la ceremonia religiosa.
La relación entre ambas familias es larga: Javier fue compañero del entonces príncipe Felipe en el colegio Santa María de los Rosales. Esa amistad ha perdurado y explica la presencia destacada de la infanta en un evento tan significativo. Su asistencia reforzó su vínculo con familias influyentes en España.
Cristina, aunque actualmente vive en Ginebra, mantiene contacto con su círculo más cercano en España. Eventos como este la colocan de nuevo en el centro social, aunque alejada del foco institucional. Su papel en esta boda es una muestra de que sigue muy presente en el entorno más privado de la realeza.

La boda que marcó su regreso a España
Este tipo de compromisos familiares y sociales estuvieron entre los motivos que trajeron a la infanta Cristina de vuelta a España muy pronto. Aunque reside en Suiza desde hace años, no dejó de participar en actos relevantes para personas cercanas a su entorno.
Fuentes cercanas señalaron que esta no fue la única visita en los últimos meses. Su participación como testigo en esta boda tan simbólica dejó claro que su presencia seguía siendo requerida. La infanta regresó cuando su agenda personal o su lealtad lo consideraron necesario.
El enlace entre Bosco López-Madrid y Victoria Ferrer no solo reunió a figuras destacadas, sino que provocó un nuevo viaje de Cristina a España. Una boda que, más allá del romance, reactivó la presencia de la hermana del rey en la vida pública nacional.