Montaje con la infanta Cristina seria con el pelo recogido e Iñaki Urdangarin con las cejas hacia arriba

La infanta Cristina, antes de conocer a Iñaki Urdangarin: 'Yo tengo unos...'

Las palabras de la infanta Cristina en 1987 adquieren hoy un significado especial tras su polémico matrimonio

Antes de que su vida tomara un rumbo inesperado, la infanta Cristina compartió reflexiones que hoy cobran un nuevo significado. En una entrevista publicada en 1987, la infanta Cristina reveló una personalidad centrada, reflexiva y con una sorprendente madurez. 

En aquel momento, apenas tenía veinte años y cursaba Ciencias Políticas en la universidad. Esta entrevista mostró una faceta desconocida de la infanta: la de una joven con inquietudes reales y una visión crítica del mundo que la rodeaba. Sin grandes poses, respondió con franqueza a temas personales, sociales y políticos que hoy resuenan con especial significado.

La infanta Cristina de expresión seria caminando al aire libre con pantalón beige, camiseta negra y suéter claro sobre los hombros
Cristina sorprendió con su visión madura | Europa Press

La vida académica de una infanta que buscaba pasar desapercibida

Cristina se encontraba en plena época de exámenes y no dudó en compartir su rutina diaria como estudiante. Madrugaba, iba a clase, estudiaba en casa y los fines de semana los dedicaba a amigos o a la vela. Una vida alejada de la ostentación, marcada por el esfuerzo académico y el deseo de una cierta normalidad.

Su visión sobre el mundo no era superficial: Cristina se mostraba preocupada por la injusticia y la falta de solidaridad que percibía en la sociedad. A pesar de todo, afirmaba creer en el optimismo como herramienta para afrontar la realidad. No eran palabras vacías, sino la postura de una joven que buscaba aportar desde su lugar.

Antes de conocer a Iñaki, la infanta Cristina dijo algo que hoy sorprende

En una de las frases más impactantes de la entrevista, Cristina afirmaba con serenidad: “Yo tengo unos deberes concretos hacia mis compatriotas”. En ese momento, sus palabras no parecían tener mayor trascendencia, pero hoy, tras años de polémicas judiciales, cobran una fuerza inesperada. 

Al hablar de su futuro, no mencionó títulos ni privilegios, sino la intención de cumplir con su papel público con naturalidad. Rechazó tanto la idea de ser una ciudadana corriente como la de vivir su posición como un privilegio exclusivo. “No se elige dónde se nace”, dijo, “hay que vivirlo con sencillez y normalidad”.

La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín, en una imagen de archivo, caminando juntos al aire libre con una persona mayor al fondo en un entorno urbano.
Las palabras de la infanta Cristina antes de conocer a Iñaki cobran hoy mayor peso | Europa Press

Las palabras de la infanta Cristina cobran hoy un significado especial y complejo. Esto sucede especialmente tras el escándalo que rodeó a su esposo, Iñaki Urdangarin, y la posterior separación de la pareja. Lo que parecía un compromiso firme con España, hoy está marcado por controversias que han puesto a prueba su imagen pública y familiar.

Este contraste entre sus declaraciones de entonces y la realidad vivida invita a reflexionar sobre la presión y las contradicciones que enfrentan las figuras públicas. La infanta, que hablaba de responsabilidad y servicio. Lo que nunca imaginaría es que tendría que lidiar con una crisis personal y mediática que transformó para siempre su vida y la percepción que el país tiene de ella.

La infanta Elena con un abrigo gris y unos pantalones de cuadros, la infanta Cristina sonriendo con un traje gris y Juan Urdangarin serio con un traje negro
La vida de la infanta Cristina tras el escándalo y la separación, lejos del ojo público | Europa Press

También fue clara al hablar sobre el tipo de persona que admiraba en un hombre: alguien sencillo, fuerte por dentro, realista y alegre. Nada indicaba que años después se casaría con Iñaki Urdangarin y viviría uno de los capítulos más polémicos de la monarquía. Es inevitable leer sus respuestas con la sombra del futuro que vendría.

Más de 35 años después, sus frases sobreviven en la memoria colectiva como testimonio de una etapa diferente. Una etapa en la que la infanta Cristina no era portada por escándalos, sino por ideas, ideales y una forma de ser que el tiempo se encargó de desdibujar.