Los miembros de la realeza británica suelen proteger con recelo su vida privada. Sin embargo, el príncipe Guillermo sorprendió al compartir un detalle poco común. Lo hizo de forma espontánea durante un acto oficial, hablando sobre una costumbre doméstica que comparte con Kate Middleton.
Esta confesión, aunque es anecdótica, ha captado la atención de medios y expertos por las posibles consecuencias que podría tener. No es habitual que Kensington Palace reaccione a este tipo de temas. Sin embargo, el contexto ha obligado a reconocer un aspecto poco conocido de la intimidad de los príncipes.

Una confesión en plena visita oficial
La escena tuvo lugar durante una visita de Guillermo a la universidad Duchy College Stoke Climsland. Allí se encontró con Louise Harland, una asistente al acto que acudió acompañada por su perro, un pequeño Cocker. El animal llamó la atención del príncipe, quien no dudó en entablar conversación con Louise.
La entrevistada afirmó que el heredero al trono estaba encantado con su perro y que incluso preguntó por su raza, ya que no conocía esa mezcla en particular. Esta cercanía inesperada dejó una impresión muy positiva en los presentes.
La revelación que pone en aprietos a los príncipes
Guillermo se mostró entusiasta y compartió una experiencia personal relacionada con su propia mascota. Según reveló Harland más tarde en una entrevista, el príncipe le confesó que su perra Orla duerme con él y Kate en la misma cama. La declaración fue tan sorprendente como natural.
El detalle íntimo compartido por Guillermo no habría tenido mayor repercusión si no fuera por el momento en que se ha dado a conocer. En plena preparación del verano y con las apariciones públicas programadas, esta revelación ha generado un revuelo inesperado.
Algunos medios británicos consideran que puede volverse un inconveniente para la pareja. No por el hecho en sí, sino por la exposición que implica sobre su vida conyugal. Aunque el comentario fue inocente, ha puesto a Kensington Palace en una posición poco habitual.

Kensington Palace no lo desmiente
Lo que empezó como una anécdota ha obligado a Kensington Palace a reaccionar. Aunque no ha emitido un comunicado formal, fuentes cercanas al entorno real han confirmado la veracidad del detalle. No han intentado desmentir la historia, lo que en sí mismo supone una forma de reconocerla.
El palacio suele mantener un perfil bajo respecto a temas íntimos, por lo que este gesto ha sido interpretado por algunos como un intento de mostrarse más cercanos al público. El hecho de que no se haya negado refuerza la imagen de una familia real más accesible y humana.
El matrimonio siempre ha tratado de proyectar una imagen equilibrada entre tradición y normalidad. Este episodio, aunque menor, se suma a una serie de gestos con los que los príncipes buscan acercarse a la ciudadanía.
Lo cierto es que esta revelación ha causado un gran revuelo, ya que es la primera vez que la realeza británica ofrece detalles tan íntimos y domésticos sobre su vida privada. Este gesto ha sorprendido y generado debate entre el público y los medios, mostrando una faceta más cercana y humana de los príncipes.