Casa Real atraviesa días de máxima expectación por la princesa Leonor y el complicado paso que está a punto de dar en su vida. A pocas horas de enfrentarse a una experiencia inédita, la heredera al trono se prepara para un cambio radical en su rutina.
El ambiente es de tensión y orgullo en la Zarzuela. El rey Felipe VI y la reina Letizia saben que su hija vivirá una etapa exigente, sin privilegios ni concesiones. ¿Será capaz Leonor de superar este nuevo desafío y demostrar la fortaleza que se espera de ella?
La princesa Leonor afronta la etapa más dura de su formación militar
Desde que cumplió la mayoría de edad, la princesa Leonor ha asumido una responsabilidad pública cada vez más intensa. Su agenda institucional ha ido creciendo en paralelo a su formación militar, iniciada en Zaragoza y continuada en Marín.
El verano ha sido una breve tregua. Tras unos días con su familia, la princesa ha regresado a la disciplina que marcará su camino. Ahora se enfrenta al último y más complejo capítulo de su formación castrense, donde deberá demostrar disciplina, resistencia y liderazgo.
El recorrido no es casual ni improvisado. Su padre, Felipe VI, y su abuelo, Juan Carlos I, pasaron por la misma senda de sacrificio y esfuerzo. Ahora es Leonor quien, en nombre de la tradición familiar, debe probar que está preparada para el futuro que le aguarda.
El próximo 1 de septiembre marcará un antes y un después para la princesa Leonor. Mañana comenzará su estancia en la Academia General del Aire y del Espacio, en San Javier (Murcia), considerada la más exigente de las tres ramas. Allí vivirá como una cadete más, sometida a un régimen férreo y a una disciplina inquebrantable.
Un desafío personal marcado por la disciplina y la convivencia
El reto que comienza en Murcia no será únicamente físico, sino también emocional. La convivencia con otros cadetes en un entorno tan estricto es una prueba que mide la capacidad de adaptación y resiliencia.
La propia Casa Real ha subrayado que Leonor no recibirá trato de favor. Dormirá en habitaciones compartidas con otras alumnas y utilizará baños comunes. Un contraste evidente con la comodidad de la Zarzuela que, sin embargo, forma parte del proceso de aprendizaje que forjará su carácter.
Cada alumna dispone de un espacio reducido: cama, armario, escritorio y estantería. Los baños se encuentran al final del pasillo y las duchas son compartidas. A esto se suman los objetos cotidianos que la Academia recomienda llevar, desde repelente de mosquitos hasta un kit de costura.
El toque de diana la despertará a las 6:30, seguido de clases desde primera hora de la mañana. Las jornadas se alargarán hasta la tarde con entrenamientos físicos, lecciones teóricas y prácticas que ponen a prueba tanto el cuerpo como la mente. La cena está marcada a las 20:30 y el silencio absoluto llega a las 22:30, un esquema de vida que apenas deja respiro.
El reto más esperado de la princesa Leonor será volar un avión de instrucción Pilatus
El momento culminante de este curso será la instrucción aérea. Antes de alcanzar la cabina de un avión real, Leonor deberá superar un largo proceso de aprendizaje. Empezará con simuladores CBT y FTD, réplicas digitales y casi exactas del Pilatus PC-21, con visión de 180 grados.
Solo después de muchas horas podrá volar junto a un instructor. Los primeros vuelos buscan ganar confianza, pero la verdadera prueba llegará con el dominio de maniobras, instrumentos y entrenamientos en formación. No todos los cadetes logran completar este recorrido, y la Academia nunca garantiza plazos ni logros.
El gran hito, su primer vuelo en solitario, depende de su evolución. La exigencia es máxima y la decisión queda en manos de los instructores. Si Leonor logra superarlo, se sumará a la tradición de su padre y de su abuelo, que también pilotaron aviones militares en su juventud.
Casa Real vive un momento decisivo con la princesa Leonor iniciando la etapa más dura de su formación militar. Su paso por la Academia General del Aire no solo pondrá a prueba su resistencia, sino que consolidará su papel como heredera al trono. El desafío que tiene por delante marcará su carácter y abrirá nuevas preguntas sobre el futuro de la monarquía española.