El cumpleaños de la princesa Mette-Marit de Noruega no estuvo marcado por celebraciones, sino por una noticia devastadora que ha dejado al país en shock. La madre de familia y mujer del príncipe heredero Haakon se enfrenta a una situación inesperada que podría alterar para siempre la imagen de la Casa Real noruega.
Lejos de ser un día de alegría, el aniversario número 52 de Mette-Marit quedó ensombrecido por un hecho que amenaza con arrastrarla a un terreno judicial muy delicado. El foco se ha desplazado hacia ella en medio del proceso que afecta a su hijo mayor, Marius Borg. ¿Cómo se ha llegado hasta este punto tan crítico para una de las princesas más queridas de Escandinavia?

La imputación de Marius Borg arrastra a la princesa Mette-Marit
En los últimos años, Marius Borg, hijo de la princesa Mette-Marit, ha protagonizado episodios polémicos que generaron inquietud en la familia real. Sin embargo, nada hacía prever que su situación llegara a un nivel tan grave. Desde 2018, los investigadores recopilan datos que han terminado por convertirse en un voluminoso expediente.
La tensión aumentó especialmente en 2023, cuando comenzaron a circular rumores sobre posibles conductas inapropiadas de Marius. Durante meses, la prensa noruega fue desvelando filtraciones que hablaban de acusaciones muy serias. El ambiente en palacio se volvió cada vez más incómodo, con el príncipe Haakon intentando mantener la estabilidad institucional.
El pasado 18 de agosto, la Fiscalía noruega anunció que Marius Borg afronta 32 cargos, incluidos cuatro por forzar a varias mujeres. El fiscal explicó que "existen pruebas y documentación suficientes para sostener una acusación sólida", señalando que las penas podrían alcanzar hasta diez años de cárcel.

Ahora, con los cargos ya sobre la mesa, el caso ha tomado un giro inesperado que sitúa a Mette-Marit en el centro de la tormenta. La Fiscalía ha dado un paso que pocos imaginaban: poner en duda la posible actuación de la propia princesa Mette-Marit en relación con la investigación de su hijo.
Las sospechas que vinculan a la princesa Mette-Marit con el proceso
Más allá de las acusaciones contra Marius, la atención se centra en la posible implicación indirecta de la princesa. Según el medio Seher, Mette-Marit habría llamado a su hijo poco antes de que la policía lo detuviera, alertándolo de lo que iba a suceder. Posteriormente, acudió a su domicilio y limpió la vivienda, lo que ha generado la sospecha de que pudo intentar borrar pruebas.
Cuando finalmente fue arrestado en la escuela, Marius entregó un móvil dañado y sin tarjeta SIM. Lo llamativo es que, según testigos, apenas media hora antes el dispositivo funcionaba perfectamente. Estos detalles han encendido las alarmas de la fiscalía, que investiga hasta qué punto la madre del acusado pudo interferir en la investigación.
Además, el diario Dagbladet recuerda que el artículo 157 del código penal noruego prohíbe influir en personas vinculadas a casos penales. "No es una decisión inteligente", comentaron varios abogados al referirse a la llamada previa de la princesa a su hijo. Aunque aún no hay una imputación formal contra Mette-Marit, que su nombre aparezca en los informes ha generado un terremoto mediático en Noruega.

Otro elemento que ha reforzado las dudas es la confirmación de ABC Nyheter de que la princesa mantuvo contacto con una de las víctimas. Desde palacio se limitaron a responder con un escueto "es privado", evitando dar detalles sobre el tipo de comunicación. Este silencio ha sido interpretado por algunos como un intento de protegerse ante un escenario cada vez más complejo.
También se supo, a través de Seher, que tras la detención de Marius en septiembre, un conocido delincuente habría contactado a la princesa. No está claro si se trataba de una advertencia o un gesto de presión, pero el episodio aumenta el clima de incertidumbre alrededor del caso.
El medio Nettavisen informó además de que el abogado de una de las víctimas solicitó la comparecencia de Mette-Marit en el proceso, aunque la fiscalía decidió no citarla. Alegaron que, como madre del acusado, no estaba obligada a declarar y que su testimonio no aportaría un valor concluyente al procedimiento. Aun así, la posibilidad de que acabe en el banquillo como testigo sigue siendo una incógnita.
La princesa Mette-Marit atraviesa un momento crítico en su vida personal y pública, con Noruega pendiente de cada revelación. La imputación de su hijo ha abierto un frente inesperado que pone en cuestión su papel como madre y como figura institucional. El desenlace aún es incierto, pero la pregunta permanece: ¿podrá la princesa recuperar la estabilidad o este escándalo marcará para siempre su legado?