Una clienta de Orange ha denunciado públicamente una situación que ha generado una gran indignación entre consumidores. Lo ha hecho a través de Consumidor Global. En este caso, se trata de Mercedes Cabria, una mujer que creyó haber terminado su relación con Orange tras realizar la portabilidad a otra compañía.
Sin embargo, lo que parecía un cierre limpio y definitivo acabó convirtiéndose en un nuevo dolor de cabeza. Mercedes no dudó en usar palabras duras para describir su experiencia: "Hay maneras de robar y luego está Orange".
Así comienza su relato, que deja claro el sentimiento de impotencia que vivió. Como tantos otros usuarios, pensaba que bastaba con seguir el procedimiento habitual para darse de baja. Es decir, notificar la portabilidad, devolver los equipos si corresponde y pagar lo que se debe.

Y eso hizo. El 6 de mayo de 2025 se puso en contacto con el servicio de atención al cliente, solicitó la baja de todos los servicios que tenía contratados. Y abonó el último recibo correspondiente hasta ese día.
La reclamación de Orange
Pero su historia no terminó ahí. El 24 de junio, más de mes y medio después, recibió un correo con una nueva factura de Orange. El importe era de 38,19 euros y correspondía al periodo del 21 de mayo al 20 de junio.
Según ella, ya no tenía ningún servicio activo y no había contratado nada nuevo. Al revisar la factura, descubrió que el cargo correspondía a un producto llamado Go Básico. Se trata de una tarifa que incluye llamadas ilimitadas y 50 GB de datos.
El problema es que, según su testimonio, esa línea jamás fue activada por ella. Nunca recibió una tarjeta SIM, nunca usó ese número y jamás se le informó de que existía ese servicio añadido a su contrato.
Cuando llamó a reclamar, la respuesta de Orange la dejó aún más confundida. Le explicaron que esa línea estaba "asociada a su tarifa" y que, aunque no la hubiera usado, seguía activa en el sistema. Una respuesta que para ella carece de lógica.

Mercedes asegura que nunca fue informada de esta línea adicional y que, por tanto, nunca consintió su activación. Lo llama una "línea fantasma", recoge dicha web.
Los problemas no se acabaron
Finalmente, Orange aceptó tramitar la baja de esa línea no solicitada. Pero aquí viene otro problema: la cancelación no es inmediata. Puede tardar hasta 15 días, según le explicaron.
Y en ese tiempo, la empresa puede seguir emitiendo facturas por un servicio que no se ha usado. Esto ha hecho que muchos usuarios se pregunten si estas prácticas son justas o incluso legales.
Este caso ha puesto sobre la mesa una de las quejas más frecuentes entre antiguos clientes de Orange: cargos inesperados tras darse de baja. Muchos consideran que el sistema está diseñado para proteger más a las compañías que a los consumidores.