Mario Alonso Puig, médico y reconocido experto en desarrollo personal, ha compartido una reflexión que invita a mirar más allá de lo superficial en la manera de relacionarnos. El especialista ha recalcado que la forma en la que tratamos a quienes nos rodean puede transformar tanto nuestra vida como la de los demás. Con su mensaje, ha querido poner el acento en una actitud que, según ha explicado, es mucho más significativa lo que solemos imaginar.
En su reciente intervención, Mario Alonso ha recordado que, en muchas ocasiones, no se trata solo de lo que hacemos, sino de la manera en que lo hacemos. A su juicio, pequeños gestos cotidianos son capaces de generar un impacto profundo si están acompañados de comprensión y cercanía. Esta visión le ha llevado a destacar la relevancia de un aspecto que sigue siendo fundamental para el bienestar colectivo.

La importancia del afecto sincero
“Querer a los demás marca una diferencia enorme”, ha afirmado el médico, puntualizando que este planteamiento no se limita a la idea del afecto en un sentido romántico o superficial. Al contrario, se refiere a la capacidad de tratar a los demás con empatía, respeto y afecto sincero, elementos que considera esenciales en la vida de las personas. En este contexto, ha defendido que sentirse comprendido libera tensiones y genera una sensación de alivio interior muy significativa.
Puig ha explicado que el simple hecho de que una persona se sienta escuchada y entendida, aunque después no actúe en la línea esperada, ya representa un avance. Según ha señalado, ese reconocimiento emocional es uno de los pilares de la psicoterapia y de cualquier vínculo sano. Para él, lo fundamental es realmente entender a las personas, más allá de las palabras, y conectar con sus necesidades de ser vistas y aceptadas.

El poder transformador del amor
Además, el especialista ha querido aclarar que el amor tiene una dimensión transformadora que va mucho más allá de lo convencional. Ha subrayado que esta fuerza radica en mirar atentamente a quienes piensan distinto, profesan otra ideología o pertenecen a una cultura diferente, sin olvidar que todos compartimos la misma humanidad. Bajo esa mirada, las diferencias se convierten en un punto de encuentro y no en un muro.
Reconocer esa humanidad común, ha asegurado Puig, modifica radicalmente la manera de relacionarnos. Cuando dejamos de ver etiquetas y empezamos a observar personas, las barreras sociales, políticas o culturales se diluyen. Así, se abre paso una relación más auténtica, en la que el otro deja de ser un adversario para convertirse en alguien con aspiraciones, miedos y deseos similares a los nuestros.

El desafío de la revolución interior
El médico también ha advertido que este proceso no resulta sencillo, pues requiere un esfuerzo consciente y una verdadera “revolución interior”. Ha reconocido que es más cómodo clasificar y juzgar que comprender, pero ha insistido en que esa actitud solo nos debilita. En su lugar, ha propuesto apostar por un cambio profundo en la forma de mirar al otro, lo que podría conducir a una convivencia más pacífica y solidaria.
Finalmente, Mario Alonso ha invitado a iniciar ese cambio en lo personal, como punto de partida para extenderlo al resto de la sociedad. Ha recalcado que mejorar el mundo comienza por mejorar la manera en la que cada uno de nosotros se relaciona con quienes tiene cerca. A su juicio, comprensión y empatía son herramientas imprescindibles para construir una convivencia más humana y un futuro colectivo más esperanzador.

