El rey Carlos y la reina Camila rompen por completo con los reinados de sus antecesores y ponen en marcha una importante decisión que han tomado en relación con la institución. Más concretamente, han eliminado una de las normas más antiguas que existen dentro de la Familia Real.
El reinado de Carlos III podría ser recordado no solo por su indiscutible brevedad, sino también por su carácter reformista. Y es que, aunque heredó el trono tras el extenso mandato de Isabel II, el nuevo soberano británico parece decidido a marcar un antes y un después en la historia.
Sin embargo, no se trata solo de ajustes económicos o de una revisión de títulos nobiliarios. El rey Carlos, con el apoyo de la reina Camila, quiere renovar la institución desde sus raíces.
Tanto es así que está dispuesto a tocar incluso algunas de las normas simbólicas que durante generaciones se han considerado sagradas. Y todo en un intento de que la modernización llegue a todos los rincones de la vida palaciega.
Una de las decisiones más comentadas en los últimos días ha sido la eliminación de la norma que imponía el blanco absoluto en los partidos de tenis real. Esta tradición, instaurada por Jorge V en 1919, obligaba a vestir exclusivamente de blanco durante cualquier partido disputado por miembros de la familia real.
La intención original de esta norma era proyectar elegancia, pulcritud y disimular signos de esfuerzo físico como el sudor. Pero a partir de ahora, este código ya no será obligatorio, sino meramente opcional.
El rey Carlos y la reina Camila consideran que esta norma es “injusta y obsoleta”
El rey Carlos y la reina Camila han calificado esta norma como “injusta y obsoleta”, generando opiniones divididas dentro del entorno monárquico. De hecho, los sectores más conservadores ven con recelo este cambio, aunque otros lo celebran como un avance simbólico.
Según fuentes cercanas al monarca, su objetivo es consolidar una monarquía más cercana, humana y contemporánea. Es más, el soberano considera que el protocolo no debe suprimir la naturalidad ni limitar el disfrute personal dentro de la vida real.
La flexibilización del atuendo en las canchas de tenis refleja un giro importante en la filosofía institucional. Como declaró una fuente al Sunday Times, “es un pequeño gesto, sí, pero muy representativo del enfoque más relajado que Carlos está adoptando en muchas áreas de la vida palaciega”.
Sin embargo, las transformaciones del rey Carlos también han llegado a otros espacios, como la piscina climatizada de Buckingham. En un gesto de conciencia ecológica, el marido de la reina Camila ha ordenado bajar su temperatura para reducir el gasto energético.
Con esta medida, el monarca quiere enviar un mensaje claro: incluso la realeza debe implicarse en la lucha contra el cambio climático. Aunque algunas voces critican que estas decisiones restan glamour, otras destacan la coherencia del monarca con sus principios.
Firme defensor del medio ambiente mucho antes de asumir la corona, el rey Carlos parece decidido a que su reinado refleje sus valores personales y se adapte al mundo actual.