En ocasiones, la originalidad de un lugar no se aprecia a simple vista. Hay municipios que, más allá de sus calles y edificios, encierran una historia urbana pensada con un propósito que va más allá de lo funcional. Algunas zonas de Cataluña, por ejemplo, esconden diseños que solo se comprenden desde las alturas.
Uno de esos lugares es un pequeño municipio en la provincia de Barcelona que sorprende por su estructura única. Aunque no se constituyó oficialmente hasta la década de los 90, su trazado fue diseñado mucho antes con una idea muy ambiciosa. Lo que se conoce como Badía del Vallès nació como un homenaje territorial a España, reflejando en sus calles el mapa de la península ibérica.

Un mapa dentro del mapa
A simple vista, Badía del Vallès parece un barrio más en el área metropolitana de Barcelona. Pero si se observa desde el cielo, su forma recuerda claramente a la Península Ibérica, incluyendo la silueta de Portugal. Esta disposición no fue fruto del azar, sino parte de un proyecto del Ministerio de Vivienda en los años 60.
El objetivo era levantar 12.000 viviendas sociales y, al mismo tiempo, dar forma a una "España dentro de España". Así, las calles y avenidas del municipio se distribuyeron para simular la geografía peninsular. Por ejemplo, la calle Oporto está ubicada en el punto que correspondería a la ciudad portuguesa en un mapa.
Se encuentran vías como la Avenida del Cantábrico en el noroeste y la del Mediterráneo en el sureste, siguiendo la lógica de su localización real. Cada tramo de la ciudad representa una región, convirtiendo al municipio en una réplica simbólica de toda la nación. Esta singularidad convierte a Badía del Vallès en un ejemplo casi único de urbanismo con carga simbólica.

Un municipio joven con identidad propia
Aunque las obras finalizaron en 1975, Badía del Vallès no se constituyó como municipio independiente hasta 1994. Hoy en día, es considerado el municipio más joven de toda Cataluña.
Su población supera los 13.000 habitantes y está compuesta por una comunidad diversa y activa. El modelo de vivienda que se implantó respondía al desarrollismo de los años 70, con un enfoque práctico y accesible. Gran parte de los inmuebles fueron construidos con módulos prefabricados de inspiración francesa.
En sus inicios, el 66% de las viviendas estaba destinado a empleados públicos, mientras que el resto se reservó para trabajadores de otros sectores. Esto creó un tejido social mixto, pensado para equilibrar clases y facilitar el acceso a la vivienda. Hoy, Badía del Vallès no solo destaca por su forma, sino también por su historia social y su papel como símbolo urbano.